Llegó tarde y con la boca en la mano. Se puso junto al último de la larga fila. En silencio. Estaba nerviosa. Los labios le temblaban y le hacía cosquillas entre los dedos. El último se giró: «¿Tu primera vez?» Los labios se sellaron al mismo tiempo que el puño se cerró. «Esto va para largo», dijo el último. «Entran, pero luego no les ves salir». «Será porque tienes los ojos en el estómago». Dijo ella abriendo la mano. Entonces, echó a correr y la boca cayó al suelo.
La Romería de San Isidro (1820-23). Pinturas Negras, Francisco de Goya. Museo del Prado.
(Técnica mixta: revestimiento mural trasladado a lienzo, 4,36 x 1,39 m)