Niño yuntero
Martes, 28 de marzo. La estación está empezando a cobrar vida, cada día nuevos pasajeros se cruzan en mi camino. Yo,Continue Reading
-magazine cultural-
Martes, 28 de marzo. La estación está empezando a cobrar vida, cada día nuevos pasajeros se cruzan en mi camino. Yo,Continue Reading
Siempre he sabido que no estaba sola en mi días de observación. Justo en la otra punta de la estaciónContinue Reading
A simple vista, parecía un hombre sin hogar. Sus viejos pantalones estaban desgastados, el color marrón había ido perdiendo suContinue Reading
¿De verdad vas a viajar sola? Contemplo la escena desde la lejanía. La chica lleva una gran mochila a cuestas,Continue Reading
Último tren de la noche, 21.30. Estoy a punto de irme a casa, nadie ha llamado mi atención. Turistas queContinue Reading
Un rayo de luz acaba de iluminar la estación. Una chica de unos 20 años, sonríe y mira nerviosa el móvil. Sonríe tanto que me entra una enorme curiosidad por saber qué le provoca esa felicidad…
Todo en él creaba misterio, quería saber quién era, cuál era su historia y cuál era su destino. Ese halo de misterio empezaba en su gabardina. Larga, muy larga, hasta casi los tobillos. De un color negro intenso, color que hacía conjunto con la expresión de tristeza de su cara. Y coronando, un perfecto sombrero…
Me gusta simplemente ir, sentarme y contemplar. Imaginarme cómo será la vida de los pasajeros. Suelo fijarme en los pequeños detalles, aquellos que nadie suele ver. Un tic nervioso en el pie, una vieja maleta que habla de vidas pasadas, unos labios rojos recién pintados… Con cada ínfimo detalle, la imaginación lo convierte en relato.