EXTRAÑOS EN UNA NOVELA O CÓMO SE ENAMORAN LOS PERSONAJES

Título largo. Extraño. Farragoso. Como diría mi compañero y amigo David, ¡vivan los títulos largos! Aunque, en este caso, se debe a una necesidad. Sabéis que tengo por costumbre utilizar referencias de novelas de la literatura universal, en este caso, Patricia Highsmith y Extraños en un tren. Esta novela ha sido una metáfora muy recurrente en la historia del cine, la televisión y la literatura, … Continúa leyendo EXTRAÑOS EN UNA NOVELA O CÓMO SE ENAMORAN LOS PERSONAJES

El amor de la A a la Z

Preguntas constantes, sí, semptiternas dudas alrededor de las mujeres y los hombres, del amor y del sexo. ¿Y las respuestas? ¿Dónde quedan? A veces, reflejadas en la narrativa, en las novelas románticas, tanto juveniles como adultas.

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La voz a ti cedida

  Los pasillos de los institutos son cacerías salvajes para los más débiles. Alguien agacha la cabeza, avergonzado ante la mirada de quien le gusta. Otro camina tras un grupo de cinco, siendo el sexto en discordia. Un tercero se sienta a la sombra y cuenta los mordiscos de un bocadillo que no quiere que se acabe, porque la boca estará vacía y las palabras … Continúa leyendo La voz a ti cedida

(SIN)SENTIDO DE UNA NOCHE DE VERANO

Los primeros días de septiembre tienen una luz diferente, como los últimos de marzo. ¿Sensación subjetiva? Es muy probable. En estos primeros días de un año nuevo (sí, soy de esa clase de personas para las que los años empiezan con el curso académico), pienso en el verano, pero sin crisis existencial de por medio. No, no voy a llorar (algún sabio compositor añadiría: «que la vida es un carnaval»). Pensar en el verano es pensar en las noches, al menos para mí. Noches y madrugadas de literatura sin libros. ¿De literatura sin qué? Siempre acabo teniendo que explicarme para volver de nuevo a este punto, así que recordadlo mientras lo hago: noches y madrugadas de literatura sin libros.
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Me gusta cuando besas porque estás como presente

Con hora de Berlín, de Roma o de París hablamos de besos. Será la primavera, o algunas de las entradas de mis compañeros, pero esta noche pienso en besos literarios que me pusieron el estómago del revés y dejaron fluir las emociones. Besos de personajes que no existen y que esperas como si fuesen a dártelos a ti. Besos que viajan como una chispa fulgurante de una comisura de la boca a la otra; besos que huelen a prados y a licores amargos de diferentes épocas y lugares; besos que se sienten nocturnos y besos que pierden el tacto del día; besos que son emulsiones de caricias desgastadas en una cocina literaria moderna; besos de sábanas sin colchón que abrazar; besos de labios y besos de miradas; besos que no se dan, pero se piensan; besos muertos en el recuerdo de los vivos; besos de pasiones multiculturales; besos ajenos y tan propios; besos que se extravían en la memoria y se encuentran en el olvido; besos de nadie y besos de todos; besos de páginas que se arrastran en el baile sensual de las yemas de los dedos; besos que se dan y no se devuelven; besos que se prestan en viajes en el tiempo; besos que se arrancan a dentelladas, de la boca y del alma. Sí, vamos a hablar de besos, de todos los ya mencionados y de la forma inexplicable en la que vienen a morir en nuestros labios cuando los leemos por primera vez.

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Santa Poesía Buena, mártir

No puedo explicar la poesía. No puedo, no quiero, como diría Daniel Sánchez Arévalo en boca de alguno de sus personajes. ¿Por qué? Simple y llanamente debido a que desconozco cómo hacerlo. ¿Se explica o se siente? Quizá tenga algo que ver con esa pregunta mi constante precaución por el tema. Y si explico los significados que guarda un poema, ¿acaso no estoy limitando las interpretaciones que hagan mis alumnos? Por no hablar de que lo primero que se escucha al nombrar «poesía» es un prolongado suspiro de desencanto seguido de frases como: «¿Y eso para qué sirve?» o «No entiendo qué mierda quiere decir esto». Así, sin vaselina ni miramientos. ¿Y qué hacemos en ese caso? ¿Contamos anécdotas de la vida del autor? Probablemente, si lo hacemos, surgirán otras interrogantes: ¿Eso se estudia?, ¿tengo que saberme las fechas de nacimiento y muerte?, ¿qué subrayamos?

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Ojos de perro azul en soledad

 

Hace escasos días se cumplían tres años de la muerte de Gabriel García Márquez, alrededor de 133.225 días sin Gabo. Nunca he tenido del todo claro si creo o no en las casualidades, quizá porque tengo mucha fe en lo inevitable, en aquel instante exacto en el que se cruzan dos miradas y sabes, a ciencia cierta, que esos ojos lo van a ver todo de ti. Pero demos un pequeño salto en el tiempo para entender a dónde quiero llegar con este post.

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EL RAYO QUE (NO) ConfiESA

Que el 2017 es un año hernandiano lo sabemos desde hace meses, por lo menos aquellos a los que nos apasiona la literatura. El pasado viernes día 24 de marzo arrancó en Orihuela la famosa «Senda del poeta». Era la primera vez que la hacía, a diferencia de otros que llevaban años yendo, entre ellos mis alumnos de bachillerato. Así que mi entusiasmo era doble, triple… inconmensurable.

A modo de relato, me vi contagiada por el espíritu de mis compañeros, pero también de los estudiantes (lectores muy sentidos y algunos futuros filólogos). No obstante, como suele ocurrir muchas veces, uno se topa de bruces con una realidad que deja (y no solo es una opinión personal) algo (por no decir mucho) que desear.

Sin embargo, antes de llegar a ese momento, o con independencia de que algunas cosas en cuestión estén más que alejadas de la esencia literaria, me permito trazar de nuevo el recorrido Orihuela-Redován-Callosa-Cox entre los versos de Miguel Hernández que recordé mientras se desvestía el camino bajo mis pasos, bajo un cielo, cuando menos, lluvioso. Continúa leyendo «EL RAYO QUE (NO) ConfiESA»

Heroicidad borrascosa

«¿Héroe o heroína?» es una de esas preguntas que llevo planteándome desde que era adolescente, en mis primeras lecturas importantes, y que sigue acompañándome a día de hoy. Si bien es cierto que en los últimos años ha habido un aumento de las protagonistas femeninas que desempeñan el mismo papel que el prototipo clásico de héroe —desde los Juegos del hambre hasta Juego de tronos—, … Continúa leyendo Heroicidad borrascosa