¿Habéis tenido alguna vez la sensación de que vuestra imaginación va más rápida que vosotros? ¿De que sois protagonistas de historias que nunca han sucedido ni sucederán? ¿Habéis dedicado horas a darle vueltas a una ensoñación para luego despediros de ella? Si es así, también sabréis lo duro que es aterrizar y volver a entrar en vuestras zapatillas mojadas por la lluvia, aspirar el aroma a tabaco del caballero que espera el autobús junto a vosotros y sufrir la novena sinfonía del tráfico de las cinco…