Una décima parte

Se declaró en la playa una mañana tibia de abril. Los dos clavados en la toalla. Las olas rompiendo en la orilla. Sonido de gaviotas. Silencio entre los dos. Era mejor cuando todo estaba dicho sin palabras, cuando simplemente estaban, cuando nada más existían ellos y sus cenas y sus lecturas y sus domingos de fútbol. Todo era más bonito antes de saber la verdad. Porque la verdad obliga a tomar decisiones, obliga a poner nombres, obliga a confesar y admitir que los caminos estaban condenados incluso antes de conocerse. Las cenas, las lecturas y el fútbol estaban muy bien, pero a partir de aquella mañana de abril ya no serían sencillamente como antes. Las palabras rompieron ese todo y marcaron el antes y el después. Era mejor cuando se seguía la inercia, cuando simplemente se estaba. Había una buena brisa que las gaviotas no querían desaprovechar planeando sobre las olas del fondo, cerca de las boyas rojas. Se dieron un abrazo en silencio, despacio y apretando los ojos. Ese abrazo iba cargado de promesas, pero ambos sabían que sería el último y la playa se quedó helada.

Piet_Mondrian,_1908-10,_Evening;_Red_Tree_(Avond;_De_rode_boom),_oil_on_canvas,_70_x_99_cm,_Gemeentemuseum_Den_Haag

El árbol rojo, 1909. Óleo sobre lienzo (70 x 99 cm). Piet Mondrian (1872- 1944). Museo Municipal de La Haya.

3 comentarios en “Una décima parte

  1. Me ha dejado helado este final, me ha puesto los pelos de punta, Nieves! Por favor, no cejes en regalarnos estas entradas; que tenga tan pocas vistas comparadas con las que merece está siendo uno de los misterios que me acompañan desde que desando WordPress. Bueno, quizás no tanto; en realidad me siento privilegiado de haber encontrado un sitio tan esquisito como este tuyo. La penúltima entrada que he leído es esta: https://alejandramezafourzan.wordpress.com/2020/02/06/jueves-de-anunciar-tu-blog-4/. Solo hay que poner la dirección de tu sitio. Quizás te interese. Gracias por compartir tu obra. Es muy valiosa. Saludos!!

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    1. Bueno, antes de nada agradecerte tus lecturas tan atentas a mis micros. No sé si las merecen, pero siempre es bonito saber que emocionas a alguien (aunque sea a una persona, ja,ja,ja). Gracias también por pasarme el enlace, creo que ya he aportado mi grano de arena 😉 Y gracias por tus amables palabras llenas de delicadeza y tacto, de verdad, que a la que le dejas helada es a mí. Soy yo la que debe sentirse privilegiada por tener lectores como tú.

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  2. Es bello cómo evocas el drama de quienes comparten tan naturalmente, hasta que la pulsión los destierra a sus caminos condenados de antemano. Me has recordado un entrañable amigo que he perdido en la misma playa helada.

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