Las tormentas de arena son impredecibles. Cambio de presión atmosférica, aumento de la velocidad del viento… el polvo se levanta del suelo seco varios kilómetros hacia el cielo o quién sabe si hacia el techo del salón. Los huracanes domésticos se levantan con escobas después de los gritos. La escoba, enérgica e impertérrita, golpea los muebles. La misma escoba que me ha echado de mi rincón. El polvo se eleva en nubes naranjas que lo envuelven todo. Todo. No se puede respirar. Los golpes de la escoba no cesan y yo espero agazapado detrás del sofá a que acabe la tormenta.
Perro semihundido, 1820-23. Técnica mixta: revestimiento mural trasladado a lienzo (131 x 79 cm). Francisco de Goya (1746-1828). Pinturas Negras. Museo del Prado (Madrid).