El descubrimiento

Recuerdo aquella acampada de finales de verano. Íbamos toda la familia, los tíos y más primos. Tú y yo siempre jugábamos juntos. Andábamos de aquí para allá, rebozándonos de tierra y pegando patadas. Nos gustaba irnos solos, nos entendíamos bien. Recuerdo aquella acampada el día que nos perdimos por el riachuelo. No os alejéis demasiado, nos dijeron los mayores. Pero acabamos en el río aquel metiendo las manos en el agua fría para luego chuparnos los dedos y tiritar de gusto. De repente, te bajaste los pantalones y te pusiste a orinar en el río. Nunca había visto un colgajo como aquel. Yo no tenía de eso y te pedí que me lo dejaras tocar. No sé de qué te extrañas, tú tienes otro igual. No, te dije. Y me bajé los pantalones para enseñarte mi diferencia. Nos quedamos un rato así, en silencio y mirándonos aquello. Se hizo tarde y los mayores nos encontraron en el río tiritando de gusto.

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Idilio en el mar, 1908. Óleo sobre lienzo. Joaquín Sorolla (1863-1923). Hispanic Society of America, Nueva York.

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