Esta tarde de domingo seco vuelvo a Madrid pero no a pasear por el apaciguador Retiro ni a los bullicios del gentío de la Plaza Mayor o la Puerta del Sol. No. Vuelvo a los goznes de mi antigua habitación y a esas tardes silenciosas sin nadie a quien abrazar.
La pradera de San Isidro, 1788. Óleo sobre lienzo sin forrar (42x91cm). Por el gran maestro Francisco de Goya (1746-1828). Obra exhibida en el Museo del Prado Institución que ya cumple 200 años.