Ellas no cometieron el pecado pero las obligaron a asumirlo. Ellas no quieren hacerlo pero sus papás son los que mandan. Y las mandan con extraños. Cada noche se borran miles de sonrisas, los labios se caen a pedazos entre pucheros y vaivén de colchones. Cada vez se borran más miradas, perdidas en algún techo vacío, ventanas con cristales sucios, espejos rotos… sin rostro. Ellos se los borraron.
Tortuguero. 2015. Humo, carboncillo y óleo. Miguel Hernández Bastos (1961, Heredia). Exposición ‘Soplo de vida’ en Centros de Estudios Brasileños.
Triste 😦
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Así es…
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Reblogueó esto en Directas & Indirectasy comentado:
Fuerte, bastante…
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