Reflejos en el espejo

"Los sentidos engañan de vez en cuando y es prudente no confiar nunca en aquellos que nos han engañado aunque sólo haya sido por una vez"


(René Descartes)

Fuentes del Marqués con firma

Los sentidos son caprichosos y a veces engañosos. Nos ponen a prueba constantemente. No llego a comprender realmente para qué los necesitamos…

Cuando comenzamos a conocer a una persona recibimos la primera dosis de información por los sentidos. Sí, tod@s llegamos con un dossier o currículum «sensorial» bajo el brazo cuando entramos en la vida de los demás. Algun@s lo llevan muy abultado, estruendoso, adornado hasta el hartazgo, quizás excesivamente perfumado, puede que exageradamente colorido, y la mayoría de ocasiones tan desinflable como un globo. Otr@s, en cambio, puede que lleguen con una tarjeta de presentación misteriosa de tonos grises, aromas de seriedad, actitudes ambiguas, maneras sibilinas, discursos contradictorios, tacto frío y mirada esquiva.

Todo esto es lo que perciben nuestra vista, oído, gusto, tacto y olfato. Pero ya no tengo dudas, el ser humano olvida casi siempre un sexto sentido, muy poco paranormal y fácilmente observable, si se quiere, claro está: la conducta. Frente a alguien desconocid@ nos adentramos en el huracán de las primeras sensaciones embriagad@s por una sonrisa, una mirada, un perfume o una caricia, y acabamos sucumbiendo con el peor y más mentiroso de todos los sentidos…el oído. Las palabras entran como gas tóxico y adormecen a nuestro cerebro. Pero quizás, si la dosis de veneno no ha sido muy alta o sostenida en el tiempo, o es que tu razón está ya acostumbrada a alternar con este tipo de drogas…puede que con algo de tiempo seas capaz de ver el reflejo de tanta palabrería. Y ésa será tu salvación. Las palabras suelen ser hermosas, suelen responder a aquello que queremos escuchar, suelen provocarnos placer y bienestar, hasta que descubres su reflejo en ese burdo espejo llamado comportamiento. Con consternación y sin previo aviso, compruebas que no existe coherencia entre lo visto, oído, probado, tocado y olido, y los actos que ese espejo te revela. Son muchas las personas que deciden mirar a otro lado, romper el espejo ignorando los actos, porque las palabras, como toda droga que se precie, siempre hacen sentir que se vive mejor.

Y es que son nuestros actos, y no las palabras, los que acaban definiéndonos. No pierdas tiempo diciéndole que estarás, simplemente ocúpate de estar. No prometas ayudar, sólo hazlo sin que te lo pida cuando ya no pueda más. No afirmes comprender, demuestra que lo haces. No presumas de ser de fiar, da y mantén con garantía tu confianza.

¿Te atreverás a mirar ese reflejo en el espejo la próxima vez? ¿O ignorarás tu sexto sentido una vez más para luego lamentar el tiempo perdido?

Es cierto, los sentidos son engañosos y nos ponen a prueba constantemente. Sigo sin comprender muy bien para qué los necesitamos…o quizás sí, dado que parecen ser la prueba contundente de que la belleza embaucadora, todavía hoy, es más poderosa que cualquier secreto que el reflejo sincero de un espejo de cristal nos quiera revelar.

Acta non verba.

7 comentarios en “Reflejos en el espejo

  1. Malditos sentidos que hacen que perdamos la verdadera capacidad de sentir lo que hay a nuestro alrededor, de captar lo realmente importante. Creo que el ser humano se está convirtiendo en algo tan guiado por el mundo empírico que olvida que existe otro «mundo» paralelo a todo lo tangible.

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    1. Qué difícil elegir con qué quedarse…si con lo que se percibe o con su reflejo…Qué opción es la que miente? Cuál es la que importa realmente como para dedicarle tiempo?
      Gracias por tu reflexión 😉

      Le gusta a 2 personas

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