"Es el viaje, y no el arribo, el que importa" (Thomas Stearns Eliot)
Mi trabajo consiste en coger muchos trenes. Casi siempre los cojo en el segundo semestre de cada curso académico, que es cuando imparto casi toda mi docencia, y siempre en la misma estación: la universidad.
A mediados de cada mes de febrero suelo tener ya preparada mi maleta porque sé que es en ese momento del curso cuando llega mi nuevo tren cargado de desconocidos compañeros de viaje. Nunca sé cómo va a ser el trayecto con certeza, ni si me gustará hasta que no llegamos a la parada final en junio.
Son muchos ya los trenes compartidos, son muchos ya los buenos recuerdos vividos. Pero en febrero de 2014 estuve a punto de no acudir a la estación por primera vez. Ese año una necesaria tormenta sacudió mi vida de tal modo que ni siquiera era capaz de encontrar mi maleta…¿cómo iba a emprender esta vez el viaje en esas condiciones?
Aún así, me planté en la estación y subí al tren de baja velocidad que me tocaba entonces (una asignatura básica de primer curso). Recuerdo que sentí vértigo al subir. Era raro porque no era mi primer viaje…Pero la vida tiene sus propios planes y sus particulares formas de llevarte allí donde debes ir, aunque tú no lo quieras o no lo creas, y de ponerte en el camino a las personas apropiadas. De eso estoy segura ahora, cuatro cursos después. Y es que ese tren partió del pabellón 8 de nuestra estación repleto de un grupo de jóvenes que siempre recordaré. Ellos consiguieron poco a poco que, estando dentro de aquel vagón, olvidara cualquier problema y no sintiera angustia. Fueron mi medicina. Fueron esa pastilla que te receta el doctor y que consigue que te evadas haciendo lo que más te gusta: enseñar y aprender a la vez.
Cuando finalizó nuestro primer trayecto en junio de 2014 les agradecí como pude, evitando parecer frágil, que hubieran sido ellos mis compañeros de viaje aquel semestre. Y no volví a verles hasta que en febrero de 2016 tomé otro de mis trenes habituales, en esta ocasión uno de alta velocidad (asignatura de especialidad de tercer curso). El destino quiso que gran parte de aquellos antiguos pasajeros estuvieran ahora de nuevo en este tren conmigo, y además trajeron consigo nuevos y maravillosos viajeros que no había conocido años atrás. Allí estábamos de nuevo, saliendo de la misma estación pero en otro tren y dentro de otro vagón. ¿Éramos los mismos?…Yo diría que no. Volvíamos a compartir trayecto, pero esta vez con mayor ilusión y madurez porque todos habíamos superado nuestras particulares barreras en cursos anteriores para llegar a este punto, y sabiendo además, con una mezcla agridulce de alegría y tristeza, que ya solo nos quedaba este último recorrido por compartir. Después ya nunca más coincidiremos en esta estación porque cada uno tendrá un proyecto y un trayecto a partir de ahora. Algunos de ellos seguirán estudiando un postgrado, otros opositarán, otros trabajarán y otros prepararán nuevos retos…y yo…yo me quedaré en la estación donde les conocí, porque tengo que seguir cogiendo otros trenes. Pero quiero que sepan que no creo que fuera casualidad que ellos y yo hayamos sido compañeros de viaje estos últimos cuatro cursos. Quiero que sepan que me enseñaron a reinventarme, a saber que se puede volver a sonreír, que se puede sobrevivir a cualquier tormenta. Quiero que sepan que valen más como personas por sus valores que por sus expedientes académicos, y que confío en que cuando la vida se nuble inevitablemente un poco…recuerden que tras un tren siempre llega otro cargado de los pasajeros que justo necesitamos encontrar en ese instante. Quiero que sepan que la vida es un viaje que te da lo que siembras, y que ellos seguro recibirán mucho porque fueron mi mejor medicina.
Buen viaje compañeros.
Gracias por todo lo aprendido juntos.
PD: en mayo tenemos una última cita en nuestra estación de siempre para vuestra graduación. No faltaré.
Hace 4 años varios desconocidos coincidimos en ese tren tomado, tras buscar y elegir cuál sería el mejor tren para llegar a nuestro destino. Este año toca bajarse de ese tren, un tren que ha ido más rápido de lo esperado, dónde he conocido a grandes personas, que un día pasaron de ser compañeros a ser amigos. El primer año siempre lo recordaremos con cariño, fue donde todo comenzó y donde tuvimos la suerte de tener profesores que nos hicieron sentir muy cómodos en ese escenario que era nuevo para nosotros. Tú estuviste acompañándonos en ese primer año y estarás en nuestra despedida el mes que viene. Gracias a ti por toda la implicación que pusiste con nosotros, tanto como persona como profesora, nos vemos en la graduación.
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Gracias por tus palabras Jose, pero como intento expresar en esta carta, cuando el trabajo y el clima en un aula (vagón) resulta tan bien es porque la implicación ha sido siempre mutua. Vosotros, como estudiantes, también nos dais mucho a los docentes. Todos pusimos de nuestra parte y aquí estamos…preparados para coger más trenes!!! Un abrazo ;))
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Qwe. Umero. Chicas. Besos
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